16/4/10

Los hombres no lloran, sólo joden.



Tiene la mirada absorta en un recuerdo apenas existente que le consume por dentro y los labios apretados inmovilizando secretos que bailan por su lengua y se esfuerza aún por esconder. Se aferra a una reminiscencia de amor imposible envuelto de espinas ponzoñosas que no quiere dejar partir. No le importa sufrir un poco más. Ella valdría su propia vida si fuera necesario.

Su piel sangra caricias de dedos femeninos con los que nunca jamás podrá volver a deleitarse y su corazón bombea resentimientos a cada segundo gracias a aquellas mentiras que ha dibujado en su vida y que por su cobardía innata se ve incapaz de borrar. Se halla maldito por un desamor interpuesto que no deja margen de participación a su corazón, que late entre bastidores con dificultad y casi sin esperanzas.

Apoya los pies descalzos en el suelo sintiendo como el frío se interna en su piel. Sonríe agriamente. Frío igual que el manto hilado de glaciación que obstruye su camino al olvido. Ella. Ella debe desaparecer de su mundo. Sin embargo el deber no deja de ser sólo una opción entre tantas otras. Y ese verbo estúpido se transforma en querer. En desear mantenerla junto a él aunque sólo sea en forma de recuerdos que ya se sienten desgastados por el paso del tiempo.

Parado en la puerta de su habitación observa con desgana como en su cama descansa otra nueva conquista. Otra mujer que no ha conseguido borrar ni una mínima parte de lo que él esperaba. Sus ojos viajan por los lunares de su espalda y por el contorno de sus largas piernas de bailarina. Preciosa pero insulsa como todas las demás. Ella levanta la cabeza lentamente y medio dormida le regala una sonrisa. Él frunce el ceño disgustado viéndose víctima de una oleada de rencor y miedo a partes iguales.

- Lárgate –, pronuncia fríamente.

Desaparece por donde ha venido sin tan si quiera mirarla. Se acabaron las palabras dulces y los besos cálidos de la noche. Todo ha terminado. Ni siquiera se acuerda de su nombre. La puerta se cierra dando un portazo y él descansa finalmente en paz. No obstante se engaña. Sí que recuerda un nombre pero no el de esa mujer con piernas esbeltas y blanquecinas. Sólo se acuerda de ti, Penélope, como siempre y hasta siempre.

10 comentarios:

  1. Touché.
    Los hombres no lloran, solo joden.
    Pero porque están jodidos.



    ;)

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  2. Cuanto verdad en un título tan corto jaja aunque hay excepciones!

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  3. El título y el texto, impresionantes los dos!! No dejo de maravillarme por lo bien que describes los sentimientos, me ha parecido inlcuso sentirme asi de vacia uff

    pd. pues resulta que la chica de la foto soy asi que gracias^^

    un beso enorme guapisima!!

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  4. jajaja en mi pais Colombia joder es molestar
    no se como le tengas me da mucha risa
    un abrazo

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  5. Sí aqui en Colombia joder es molestar, pero fuera de eso hay una cosa que se quedo en mi cabeza...Preciosa pero insulsa....y ess que para quien conoce a una persona que se le queda marcada el resto son solo copia o formas de poder borrar el sentimiento.....Nos leemos =)

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  6. Nate es un cobarde que no se atreve a expresar sus sentimientos y se convierte en un misógino.
    ¡Un texto fantástico!
    ¡Un besazo y gracias por leerme!^^

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  7. Ah ah ah, ps genial!
    en verdad me gustó
    en fin ya nos estaremos viendo en Seguirme!
    que estes bien

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  8. Uau! me encanta, y el titulo no podia ser mas adecuado ! :)

    Un Beso!

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