5/11/14

ella.

Odiaba esperar. Se sentaba, apoyaba los pies en el suelo y sin más comenzaba el golpeteo con la suela de su zapatilla. Pom, pom, pom. Cada golpe, un pensamiento. Cada pensamiento, un remordimiento. Cada remordimiento, una determinación.

Ella sabía que curarse conllevaba valentía y ganas. Sobre todo si era el alma a la que había que remendar, y mucho más si se usaba una aguja afilada para que cada apunte recordara qué error no había que volver a cometer. Tendría que doler, estaba segura, porque a diferencia de los besos robados o las caricias bajo la ropa; es el dolor lo que se recuerda vividamente.

Y era así como cosería las grietas de su existencia: con dolor y lágrimas de sal para desinfectar todo el daño que le hicieron, hizo y no menos importante SE HIZO. Y como quería, y como deseaba sanar, lo haría rápido. Se le secarían los puntos y caerían sólos sin dificultad. Y en ese momento se daría la mano así misma sintiéndose vencedora, mientras alguien ahora desconocido besaría su cuello sin si quiera vislumbrar ni una mísera cicatriz. Ya se encargaría ella de que no existirían, de borrarlas y nunca maquillarlas; porque era sabido por todos que si se quiere de verdad debe ser al completo y nunca a pedazos.

Nunca a pedazos, susurró.

2 comentarios:

  1. Y si es de verdad, lo convertimos en prioridad. Nunca habrá sido de verdad si sólo se trató de una opción confiada a la oportunidad.

    ¡Bienvenida por la reanudación del blog!

    (No vayas a parar ahora que lo he descubierto. ��)

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  2. ¡Hola, María!

    Hace unos días incluyeron mi blog en una cadena de menciones llamada "premio Liebster". La cosa es que escribes una entrada respondiendo once preguntas sobre uno y su blog y luego lo bonito es decir once blogs que te gustan y preparar once preguntas a tu gusto para esos blogs.

    He escogido tu blog entre los que he citado. Te pongo el enlace por si lo quieres ver. https://negrocomounanochesinluna.wordpress.com

    Lógicamente, no hay ningún compromiso. ��

    ¡Un abrazo, cuídate! ����

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